Monday, February 26, 2007

Hola a todos, creian que no iba a seguir escribiendo, pues se equivocan. Bueno ayer fui a misa y les quiero contar un poco sobre lo visto. Como ya sabran, comienza la cuaresma en la cual se espera de nosotros lo siguiente: oración, renovación, conversión y autodominio. Pero en primer lugar expliquemos un poco lo que es el amor de Dios. Para ello debemos saber que el amor de Dios es agapé y eros. Agapé, indica el amor oblativo, en el que se hace ofrenda y sacrificio a Dios y en el que se busca exclusivamente el bien del otro; la palabra eros denota, por su lado, el amor de quien desea poseer lo que le falta y anhela la unión con el amado. En el misterio de la Cruz se revela enteramente el poder irrefrenable de la misericordia del Padre celeste. Para reconquistar el amor de su criatura, Él aceptó pagar un precio muy alto: la sangre de su Hijo Unigénito. Él es la revelación más impresionante del amor de Dios, un amor en el que eros y agapé, lejos de contraponerse, se iluminan mutuamente. Se podría incluso decir que la revelación del eros de Dios hacia el hombre es, en realidad, la expresión suprema de su agapé.

El sentido de la cuaresma se nos explica a través de las tentaciones de Jesús. El demonio lo pone a prueba invitándolo a convertir piedras en panes, a obtener poder y riqueza si se arrodilla ante él y a hacer prodigios para obtener prestigio. El demonio está más presente que nunca en los miedos, en los dramas, en las mentiras y en los vacíos del hombre postmoderno, aparentemente desenfadado, juguetón y divertido.

Esto resulta actual si vamos traduciendo con nombres y color cuáles son las tentaciones –¡reales!– que a cada uno y a todos juntos nos separan de Dios, y, por tanto, de los demás. La tentación del dios-tener, en todas sus manifestaciones de preocupación por el dinero, por la acumulación, por las devociones de loterías y azares, por la sociedad de consumo. La tentanción del dios-poder, con toda la gama de pretensiones trepadoras y arribistas, que confunden el servicio a los demás con el servirse de los demás, para los propios intereses y controles. La tentación del dios-placer, con tantas, tan desdichadas y, sobre todo, tan deshumanizadoras formas de practicar el hedonismo. Vemos como se hace "uso" de las personas para desecharlas cuando ya no interesan y el triste espectáculo de la corrupción de quienes venden su responsabilidad, su dignidad por un plato de lentejas, aunque sean millones de lentejas. O en el pátetico caso de la infidelidad conyugal y la fascinación del hedonismo. Esto es una equivocación. No debe ser así. ¿Por qué somos esclavos del dinero, del prestigio social, de los apetitos carnales? ¿Quién duda que hay mil diablos que nos encantan y seducen desde el chantaje de sus condiciones, y poniéndonoslo fácil y atractivo, nos separan de Dios, de los demás y de nosotros mismos? La Cuaresma es un tiempo para volvernos al Señor volviendo a unir todo cuanto el tentador ha separado.

Recomendaciones para la cuaresma:

. Procura asistir todos los días a la Eucaristía.
. No pienses que, en todo, llevas la razón.
. Reza un poco más.
. Confiésate.
. Haz una obra de caridad.
. Ama a la Iglesia
. Vive con más austeridad estos cuarenta días.
. No caigas en la tentación de pensar “lo de la Cuaresma es una tontería”.
. Si estás enojado con alguien, no lo dudes, pide perdón.
. Por nada del mundo faltes el domingo a la misa.

Jesús pide practicar la limosna, el ayuno y la oración alejados de toda hipocresía. Los hipócritas, enérgicamente denunciados por Jesucristo, se caracterizan por la falsedad de su corazón. Hoy es mas moderno ir de “guay” y de “progre” por las calles de nuestras ciudades

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